Dōmu: el origen de Akira

Toda gran obra, pertenezca al ámbito que pertenezca, tiene su origen en algo hecho anteriormente. Ya hemos visto cómo Summer Wars (2009) se basaba en la historia original de Bokura no war game (2000), ambas películas de Mamoru Hosoda. También hemos visto cómo Chris Nolan reconocía públicamente que su película más famosa, Origen (2010), estaba influenciada por Paprika (2006), película del ya fallecido Satoshi Kon, e incluso pudimos observar varias similitudes entre Ghost in the Shell (Película, 1995) y Matrix (1999). Por supuesto, Akira no iba a ser menos. La historia de Akira gira en torno a una gran cantidad de personas, pero podemos observar que las riendas de ésta siempre las toman un estereotipo de personajes: una serie de niños con poderes paranormales.

Este tipo de niños los vimos por primera vez representados por Katsuhiro Otomo en el manga llamado Dōmu (1980), que significa literalmente sueños infantiles, y traducido al español como Pesadillas.

La historia de Dōmu gira en torno a un bloque de pisos donde ocurren sucesos extraños, desde desapariciones de objetos o personas hasta accidentes sospechosos y suicidios. Las personas envueltas en estos incidentes pueden observar también algún hecho fuera de lo común a su alrededor, como objetos moviéndose o voces en el interior de su cabeza, incluso gente actuando sin tener conciencia alguna de lo que está haciendo. Todo esto son sin duda síntomas de lo que dos años más tarde sería Akira.

Implícitamente, además del anterior, también podemos ver algunos rasgos característicos de Akira dentro de esta obra. El más destacable, sin duda, es que uno de los personajes principales es un anciano con la personalidad de un niño: apenas habla, colecciona juguetes o chapas y otros objetos. Además, al igual que los niños de su predecesora, este anciano tiene poderes. En Akira, nos encontramos con este caso pero al contrario: son los propios niños los que tienen un aspecto viejo y arrugado, como si los años pasasen por su piel pero no por su cuerpo.

Otro de los aspectos a tener en cuenta es la predilección de Otomo por los grandes edificios. Dōmu se desarrolla en un complejo de edificios de hasta 15 plantas de altura, el cual está rodeado a su vez por varios inmuebles de parecida envergadura. Como detalle, decir que en una de las viñetas aparece el número 608, haciendo referencia al número del piso. Esto en Akira aparece reflejado casi al máximo exponente, pues no en vano Neo Tokio es una metrópolis atestada de rascacielos y edificios de constitución parecida. Además, en ambas obras es fundamental el espacio en que se desarrolla, sirviendo de escondite e incluso de arma a los personajes que por ellos se mueven.

Hay otros datos destacables, como pueden ser las similitudes entre las personalidades de algunos personajes de ambas series, los poderes que utilizan los niños e incluso gestos o miradas de éstos. Sin embargo, con las referencias e imágenes que os hemos mostrado a lo largo de este texto, se puede comprobar la cantidad de parecidos que existen entre Akira y su antecesora, Dōmu.

Podríamos hacer un mayor hincapié en todos estos detalles, pero no os queremos revelar ningún dato importante de ninguna de las historias. Desde aquí os animo leerlas y a que saquéis vuestras propias conclusiones de estas dos obras, que tan importantes han sido para el desarrollo del manga en occidente.

Escrito originalmente en Ramen Para Dos el 30 de marzo de 2011.

 

Publicado el 21 abril, 2011 en Artículos, Manga. Añade a favoritos el enlace permanente. 4 comentarios.

  1. Por cual debería empezar?

    • Por Akira, Domu es simplemente algo que no se le acerca en absoluto. Sólo coge la idea de los niños con poderes paranormales. Akira es infinitamente superior en todos los aspectos.

  2. Me lei el primer tomo de akira hace unos mese y em parecio sencillamente increible, en cuanto pueda terminarlo lo hare.
    Dou parece tambien interesante, y la estetica es practicamente la misma
    gracias azul

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